sábado, 11 de febrero de 2017

MÁS FALACIAS BERGOGLIANAS (ahora se mete con los Mandamientos)



1) Homilía del 27 de enero (sobre la Carta a los Hebreos)

La confusión e incoherencia intelectual de Bergoglio se exhibe crudamente en las homilías diarias que les asesta a los pobres asistentes a sus misas en Santa Marta. Todas ellas son modelos de ambigüedad, de equivocidad, de insidias, pero que, no obstante, sirven para comprobar de su resentimiento contra la religión de siempre, contra “lo establecido”. Su método favorito y casi único es el empleo de la falacia, estableciendo falsas oposiciones, algo común a todos los demagogos y utopistas. Y van dos últimos ejemplos:

2) Homilía del 27 de enero

“No correr el riesgo, por favor, no… la prudencia…’. Los mandamientos, todos, todos… Sí, es verdad, pero esto te paraliza también, te hace olvidar las tantas gracias recibidas, te quieta la memoria, te quita la esperanza porque no te deja ir. Y el presente de un cristiano, de una cristiana así es como cuando uno va por la calle y viene una lluvia inesperada y el vestido no es tan bueno y se encoge la tela… Almas estrechas… ésta es la pusilanimidad: éste es el pecado contra la memoria, el coraje, la paciencia y la esperanza. Que el Señor nos haga crecer en la memoria, nos haga crecer en la esperanza, nos dé cada día coraje y paciencia y nos libere de esa cosa que es la pusilanimidad, tener miedo de todo…. Almas restringidas para conservarse. Y Jesús dice: ‘El que quiera conservar su propia vida, la pierde’”. 



Aquí Bergoglio insinúa sibilinamente que el cumplimiento estricto de los diez Mandamientos (“todos, todos”) es propio de los “pusilánimes” con “almas estrechas y restringidas”, que tienen “miedo de todo” (¿de irse al infierno, quizás?)

3) Homilía del 5 de febrero:

“Cuando Jesús dice: ‘El Padre siempre actúa; también yo actúo siempre’, los Doctores de la Ley se escandalizaron y querían matarlo por esto. ¿Por qué? ¡Porque no sabían recibir las cosas de Dios como don! Sólo como justicia: ‘Estos son los Mandamientos. Pero son pocos, hagamos más. Y en lugar de abrir el corazón al don, se han escondido, han buscado refugio en la rigidez de los Mandamientos, que ellos habían multiplicado hasta 500 o más… No sabían recibir el don. Y el don sólo se recibe con la libertad. Y estos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da; tenían miedo del amor. El cristiano es esclavo del amor, no del deber”.

“Y por esto hoy hemos alabado al Padre: ‘¡Eres grande Señor! Te amo tanto, porque me has dado este don. Me has salvado, me has creado’. Y ésta es la oración de alabanza, la oración de alegría, la oración que nos da la alegría de la vida cristiana. Y no aquella oración cerrada, triste de la persona que jamás sabe recibir un don porque tiene miedo de la libertad que siembre lleva consigo un don. Sólo sabe hacer el deber, pero el deber cerrado. Esclavos del deber, pero no del amor”. 


Y aquí vuelve a atacar obsesivamente a los Doctores de la Ley -que no son los fariseos, claro está, sino los católicos- esos que buscan refugio en “la rigidez de los Mandamientos”, concluyendo que existe oposición entre “la esclavitud del amor” y “la esclavitud del deber”. Un sinsentido total de implicancias malévolas.

Como de costumbre, pido al Señor que nos deshaga de tan deplorable personaje y al pueblo de Roma que pegue más afiches.

Nota catapúltica


Fuente: Catapulta